
El alquiler vacacional ha sido criticado por provocar el turismo masivo y todo lo que este trae consigo. Sin embargo, los alojamientos vacacionales pueden gestionarse de manera sostenible promoviendo un turismo más responsable con el medio ambiente.
Así, ha nacido lo que se conoce como “turismo sostenible”, cuyo objetivo es disminuir el impacto que unas simples vacaciones pueden tener sobre el entorno. Y es que si, el alquiler vacacional puede ir perfectamente sostenible cuando se impulsan proyectos sociales en esta línea.
En este sentido, este tipo de iniciativas pretenden crear conciencia para que la sociedad empiece a ver que optar por un alquiler vacacional no es sinónimo ni de masificación del turismo ni de especulación. Las estrategias de turismo sostenible promueven el impulso del turismo local de toda la vida, el turismo urbano 100% sostenible, etc.
Tanto es así, que los datos de lo que prefieren los viajeros demuestran que la acogida de estas ideas es cada día una realidad mucho más potente. El viajero se decanta cada vez más por destinos alternativos y barrios que no están incluidos dentro de los circuitos habituales; por lo que de esta forma se impulsa la economía local.
El turismo sostenible no solo afecta al alquiler vacacional.
No hay que olvidar que el turismo sostenible no sólo afecta al alquiler vacacional, sino que el viajero deberá optar por las opciones de transporte que menos impacto tengan sobre el medio ambiente. Por ello, como propietario de su alojamiento, el anfitrión puede aconsejar a su huésped los medios de transporte más sostenible de la zona para reducir (con su granito de arena) la contaminación atmosférica.
Las ideas de turismo sostenible no tienen límite y están sujetas a la creatividad individual y colectiva. El surgimiento de cooperativas de comunidades de propietarios relacionadas con el alquiler vacacional es el futuro, de manera que la conjunta gestión de los recursos (de anfitriones y huéspedes) pueda colaborar con proyectos sociales de la zona.
Así, la simbiosis del turismo con las necesidades del lugar sería un bonito proyecto, de decisiones compartidas, del que podrían surgir modelos colaborativos tan sostenibles como la creación de jardines comunitarios, voluntariados sostenibles en la localidad, etc. Por tanto, anfitriones y huéspedes podrían unirse a estas iniciativas creando un vínculo más profundo entre ellos y el medio ambiente que les rodea.
Cabe decir que el turismo sostenible está aún en fases muy iniciales de su creación. Las perspectivas de futuro son muy buenas y ya se han creado campañas de crowdfounding internacional en este sentido. Sin embargo, aún queda un largo camino que recorrer para responder a la necesidad de dar solución a problemas como el turismo de masas o el daño medioambiental de nuestras sociedades modernas. Sea como sea, el camino ya se ha puesto en marcha y todos vamos a ser partícipes en él.
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